¿Por qué todo el mundo habla de Passivhaus? Así se diseña y construye en el norte de Europa

Passivhaus, ecoeficiencia, medio ambiente, construcción

La reducción de la demanda de energía es el gran reto que afronta la Unión Europea. A la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático se ha sumado la escalada de los precios de combustibles como el gas –que arrancó el compromiso de reducir en un 15% su consumo en los próximos meses–, provocando que los países miembros tomen medidas a corto, medio y largo plazo, poniendo el foco en sectores estratégicos como la construcción.

No podemos olvidar que los edificios son los responsables de más del 40% de las emisiones de gases contaminantes y del 36% del consumo de la energía en Europa. Por este motivo, se está impulsando la transformación del sector, buscando nuevas formas de pensar y diseñar el edificio, aplicando criterios de eficiencia, confort e impacto ambiental.

En este contexto cobran fuerza las certificaciones ambientales, especialmente el estándar Passivhaus, como herramientas para el diseño y proyección de inmuebles sostenibles.

¿Qué es una vivienda pasiva?
Es aquella diseñada y construida para ahorrar hasta un 75% de las necesidades de calefacción y refrigeración. Además, el resto de la energía necesaria puede cubrirse con facilidad a partir de energías renovables, convirtiéndose en una construcción con un coste energético muy bajo.

En España este tipo de viviendas son todavía minoría –encontramos un total de 133 Passivhaus–, sin embargo, en países como Alemania su crecimiento ha sido exponencial en los últimos 10 años.

¿En qué se basa el estándar Passivhaus?
Construir bajo el estándar Passivhaus no implica el uso de materiales concretos o la aplicación de un estilo arquitectónico determinado. De hecho, es válido tanto para obra nueva como para rehabilitación. Se trata de optimizar los recursos existentes a través de técnicas pasivas. De hecho, para que una vivienda o edificio sea certificado como Passivhaus debe cumplir con cinco criterios fundamentales:

  1. Diseño bioclimático: La orientación, la compacidad del edificio, su grado de exposición o protección solar... a la hora de pensar una vivienda passivhaus hay que detenerse a valorar todos aquellos elementos que pueden influir en la demanda de energía en el interior del edificio.
  2. Elevado aislamiento térmico: Es clave. Un edificio bien aislado reduce considerablemente su dependencia energética tanto en verano como en invierno, y evita la aparición de patologías asociadas al frío o la humedad que pueden comprometer la calidad de vida de los ocupantes. Por este motivo, en las viviendas Passivhaus se suelen instalar materiales aislantes con un espesor superior al establecido en el Código Técnico de la Edificación (CTE).
  3. Ausencia de puentes térmicos. Los puentes térmicos son aquellos puntos de la envolvente de un edificio o de una casa que se debilitan debido a un cambio de su composición o al encuentro de distintos planos o elementos constructivos. El trabajo durante la fase de proyecto es fundamental para garantizar una envolvente continua, libre de puntos por donde se puede “perder” la energía.
  4. Hermeticidad. En una construcción convencional las corrientes de aire suelen ser habituales, lo que conlleva cierta pérdida de energía, además de la aparición de molestas patologías. En una casa pasiva esto no sucede, ya que la envolvente térmica es controlada mediante un ensayo normalizado frente a filtraciones de aire. De esta manera, el inmueble no solo es más eficiente energéticamente, también es más saludable al proporcionarse aire limpio y libre de sustancias perjudiciales, gracias a la instalación de un sistema de recuperación y ventilación mecánica que, como señalan desde la Plataforma PEP, “es el pulmón de una casa pasiva”.
  5. Ventanas y puertas de altas prestaciones. Finalmente, en el diseño pasivo también se presta especial atención a puertas y ventanas, huecos sensibles a la pérdida de energía. El empleo de elementos con triple vidrio con gases bajo emisivos en sus cámaras, así como marcos y perfiles aislantes es lo habitual. De igual manera, se estudia e identifica en la fase de diseño la posición y orientación más adecuada de ventanas y puertas, para optimizar factores como la luz solar.

Como se puede ver, la fase de diseño del proyecto es clave para obtener un edificio pasivo y el Passivhaus Designer debe estar involucrado desde el principio del proyecto, ya que cualquier cambio en el diseño puede tener un impacto en la funcionalidad del edificio.


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