Tradicionalmente, los arquitectos y arquitectos técnicos han estado vinculados a las fases de diseño y ejecución de los distintos proyectos inmobiliarios aunque, cada vez más, la transformación del sector demanda perfiles más técnicos y especializados en la gestión de los activos, con lo que se abre un interesante campo para el desempeño profesional.
Especialmente, cobran especial relevancia los roles de facility manager, asset manager y property manager en operaciones inmobiliarias de distinto calado.
Facility manager
El facility manager negocia y supervisa contratos con proveedores para una gestión eficaz del inmueble, como son la limpieza, la seguridad y el mantenimiento.
Entre sus diversas funciones, se encarga de asegurar un correcto funcionamiento de las instalaciones (climatización, electricidad, energías renovables…) para generar valor en los activos, ya sean oficinas, industrias, residenciales o centros comerciales.
De esta forma, el facility manager se convierte en una figura fundamental para una buena gestión del inmueble, supervisando los planes de mantenimiento y garantizando el cumplimiento normativo para la optimización de costes.
Property manager
El property manager es, en cambio, el profesional encargado de supervisar y gestionar las operaciones de inmuebles en alquiler, aportando su conocimiento para identificar oportunidades de mejora, anticipar problemas estructurales o técnicos, optimizar espacios y generar rentabilidad a la propiedad.
Su especialización técnica le convierte en el profesional indicado para colaborar en la obtención de certificados de sostenibilidad como BREEAM, LEED o GBCE (anterior VERDE) y en la realización de inspecciones técnicas del edificio y sus instalaciones (ascensores, salas de calderas, etc.).
Del calendario normativo de inspecciones y de la elaboración de planes preventivos y correctivos dependerá que el edificio funcione correctamente.
Asset manager
Por su parte, el asset manager es un gestor de activos patrimoniales o de vehículos de inversión, dedicado fundamentalmente a optimizar el rendimiento de estos incurriendo en una minimización de costes operativos.
Al igual que los anteriores profesionales, participa en la toma de decisiones sobre inversiones en el inmueble, sobre todo cuando se trata de actuaciones de reforma o rehabilitación, realizando un evaluación y análisis de mejora que impacte en la valorización de los activos, por ejemplo, con la mejora de la eficiencia energética.
Su mayor reto es prevenir los riesgos del activo y maximizar la rentabilidad para el inversor, participando en operaciones de due diligence antes de una transacción importante como puede ser la venta o compra de una compañía o la realización de una operación de inversión.
Tanto el facility manager como el property manager y el asset manager comparten como funciones importantes mantener en pleno rendimiento el inmueble para generar oportunidades de mejora y de inversión durante toda su vida útil. Para ello, el conocimiento técnico y normativo por parte del arquitecto y arquitecto técnico que asume estos roles es clave.
